He hallado el gemido de la Tierra
en las esferas de tus senos,
en los senderos de tus labios a mis labios,
en el sabor a brea que desprenden
tus palabras, cuando recitan besos
a mi cuerpo.
En el azar del deseo
donde se mecen las tardes palpándose:
¡he hallado el gemido de la Tierra!
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