sábado, 1 de septiembre de 2007

Hombre enamorado

 No es tarde. Nunca es tarde.


Para morir basta un ruidillo.


El de otro corazón al callarse


Vicente Aleixandre


 


          No te ocultes tras las dudas de la luna


deja que contemple el amor fuera del tiempo.


 


          Sé que todos los crepúsculos están en ti


dame tus manos y aprieta tu voz junto a mi vida.


 


          Estás en mí como una húmeda certeza


ternura de flores que amanecen cuando te amo.


 


          En la noche junto al cielo te abrazo


y la eternidad se estremece pensando.


 


          ¿Qué piensa la eternidad?


ebría de infinitos se deja caer sobre nuestra piel.


 


          Inclina la cabeza hacia mi hombro, ¡oh mujer!


el horizonte sin ti pierde su nombre.


 


          En ti delira la ternura beso a beso


y las huellas de tus silencios, sutiles, me habitan.


 


          Voy de tu risa a mis vacíos. Todo lo vences, ¡oh mujer!


todo lo vences, cuando me invaden tus ojos de miradas.


 


          Deja que contemple el amor fuera del tiempo


no te ocultes tras las dudas de la luna.


 


Fuegos para una sinfonÃa


fotografía: niguez.com


 

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