martes, 25 de septiembre de 2007

Boceto para las flores del mal

 


Se esmera el tiempo

          sobre los lienzos,

                    obras sinceras que no perfectas,

                              sinceras como protestas.

 


Manet, incomprendido


muestra y contempla


la tolerancia del color


como un amante insomne.


 


Manchas embrolladas


          que en la distancia


                    obran el milagro


                              de lograr vida.


 


Mirar un cuadro


es ahora un dolor vano,


un imprevisto que busca


cómplices en el mundo.


 


Baudelaire, esperaba


          un viento huracanado


                    que mezclara en nuestros ojos


                              la marchita esperanza de las formas.


 


Colores prestados


fotografía: niguez.com


Édouard Manet


Les Fleurs du mal (Las flores del mal) poemario de Charles Baudelaire


 


 

2 comentarios:

terevidal dijo...

Seguro que Baudelaire se encontraría un poco más relajado si tropezara en su existencia con personas como tú, que eres capaz de sacar belleza y armonía de un reivindicado desasosiego .
Magnífica la fotofgrafía de Ñiguez . Aprovecho para felicitarles porque son magníficas y bellísimas y quejarme de la dificultad para registrarme en su página. Aceptaría orientación para ello.

juanahernandezconesa dijo...

Oh! mi amado Baudelaire...segura estoy de que con él hubiera vivido una maravillosa catástrofe espiritual. Un conflicto entre la estética y la moral .
Pero no hemos coincidido en el espacio-tiempo de la Historia y de la Vida Una lástima.

Os recuerdo estos versos:

Por encima de estanques, por encima de valles,
De montañas y bosques, de mares y de nubes,
Más allá de los soles, más allá de los éteres,
Más allá del confín de estrelladas esferas,

Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad
Y como un nadador que se extasía en las olas,
Alegremente surcas la inmensidad profunda
Con voluptuosidad indecible y viril.

Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,
Sube a purificarte al aire superior
Y apura, como un noble y divino licor,
La luz clara que inunda los límpidos espacios.

Detrás de los hastíos y los hondos pesares
Que abruman con su peso la neblinosa vida,
¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo
Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!

Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,
Levantan hacia el cielo matutino su vuelo
-¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo,
La lengua de las flores y de las cosas mudas!

Deliciosos.... como tus comentarios, como tu entrega. Gracias, Tere.

La fotografía de Andrés- niguez.com- es una adivinanza. Belleza existe en la alquimia del Mago.Belleza que emana de su alma generosa.

Gracias por visitarnos cada día y participar.

Besos: Juana