que posee una solemne estirpe:
tiene palabras de aceite
y de vino,
sílabas de plata y oro
en sus entrañas,
dioses y reyes antiguos,
y un cielo que ha visto la muerte.
Su mar vive en un pedestal
de naves,
que a lomos de glorias
conoció el viento
en el terror
de cada batalla.
En mi tierra hubo hombres
esclavos
sin rendirse al enemigo,
y mujeres que parieron,
desde los semilleros
de la vid y del olivo.
Madres de una tierra
defendida
contra la invasión
y la avaricia.
Hijos del mar,
de olas eternas,
libres,
que miraban los senos
de las estrellas
para acallar el hambre
de las derrotas.
Fotografía:niguez.com
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