Llovía el olvido en los disturbios de mi alma y rezaba su letanía ahogando los gozos de otro tiempo. Sin embargo, decidido a flagelarme, pensaba continuamente que no debía pensarte. Consultaba los libros prohibidos de la vida y te inventaba en cada personaje. Eras la utopía de la aciaga realidad, de la monotonía y sus costumbres. Tu ausencia me dolía. Y fue entonces cuando decidí escribirte para sentir, con fervor, el eclipse de tu respuesta.
Querida Silvina:
Con estas letras falto a mi promesa. Pero la vida, en sus quehaceres, ha falsificado el testamento ¡Yo, que tan poco le pedía!
¡Y tu cuerpo! ¡Siempre tan lejano a las caricias de mis manos! He imaginado nuestros deseos, y enredado en la pasión de tu sonrisa y de tu sexo: te he amado en un tangible e inmenso universo onírico ¡Te he amado tanto!
Sin embargo, mi amor por ti no ha impedido que el frío mármol de la muerte se adentrara en las alcobas de la noche, sin que yo advirtiera el terror de tu no ser. Te escribo mezclando los tiempos de los verbos: presente y pasado; sin futuros. No existe gramática para hablar con las quimeras en los templos callados de los cementerios.
Tu no ser, me ha llevado a la locura de no saberme vivo.
Carta de amor
Letras y Voces 2008
Editorial Nuevo Ser. Argentina
fotografía: niguez.com